RUINAS CASTILLO ALDEIRE 24/12/11

jueves, 16 de julio de 2009

EL NUEVO RICO DEL LADRILLO

¡Que diferente ves ahora la vida cuando has llegado a lo más alto enriqueciéndote a costa de la salud de cientos de personas que han trabajado para ti, llenándote los bolsillos con su sudor y su trabajo!

Es incomprensible que, al más mínimo contratiempo, de la noche a la mañana, las hayas puesto de patitas en la calle, sin nisiquiera darles una pequeña explicación que les sirviera de consuelo o, al menos, podías haberles dicho, aunque no les sirviera de ayuda, LO SIENTO, esta empresa se va a pique y no me queda más remedio que hacerlo, aunque supieras que no estabas diciendo la verdad.

¿Tanto te cuesta a ti, nuevo rico del ladrillo, ponerte a la altura de tus trabajadores, sabiendo que sólo un golpe de suerte te ha encumbrado y otro de mala suerte te puede catapultar en lo más profundo de la miseria?

Aún más, todo esto lo podría entender sino fuera porque, me comentan, sigues durmiendo tranquilo a pesar de haber llevado la intranquilidad a muchos hogares de tu querida Almería y te sigues considerando un hombre honrado.

Nunca olvides que has dejado tiradas en la calle, a su suerte, a las personas que te levantaron a hombros para enriquecerte y que puede ser que algún día las vuelvas a necesitar y entonces te den la espalda como tu has hecho con ellas.

¿De que te han servido tantos golpes de pecho y tantos cursillos de cristiandad? ¿Acaso esos contínuos golpes aplastaron tu corazón y tu conciencia hasta tal punto que has llegado a perder el uno y la otra?

Por más que pienso no llego a entender la forma con que has obrado. No olvides que el avaro tiene los días contados. Lo que estás sembrando seguramente lo recogerán tus hijos. Hace tiempo que ya me había dado cuenta de tu falsedad, pero me resistía a creerla, porque pensaba que nunca obrarías de esta forma. En fin, no mereces que te dedique una sola línea más aunque ésta sea sólo para descubrir tu fingida y honesta honradez.

Una COSA te voy a pedir: Si te consideras un hombre honrado bórrate de la Iglesia Católica porque a ti te ha tocado hacer el papel de JUDAS y, cojones, que bien lo has sabido interpretar. Bórrate rápido y no hagas más daño a los que te conocen y a los que creíamos conocerte, porque de seguir tu en ella, estamos sobrando nosotros.

Cristianos como tu, son los que arrojaban a sus hermanos a los leones, en el Anfiteatro Romano, sólo para divertirse. Lo siento, pero eso es lo que pienso ahora de ti después de analizar todas tus obras, que precisamente no puedo catalogar ninguna de ellas como “obras de misericordia”.