RUINAS CASTILLO ALDEIRE 24/12/11

domingo, 27 de febrero de 2011

TESOROS DE ALÍ BABÁ

Todos sabíamos que el Tesoro que se nos narraba en los Cuentos de las Mil y una noches de Alí Babá y los 40 ladrones, no era el único existente en el mundo por lo que no nos ha ha cogido por sorpresa de que detrás de cada régimen dictatorial norteafricano y de otros lugares del Planeta Tierra estén apareciendo otros Tesoros tan enormes que sus destellos hagan desaparecer al de Alí Babá y dejen ciegos a quienes tienen la osadía de mirarlos.

El primero que ha visto la luz ha sido el de Ben Alí, exdictador de Túnez, que tenía escondidos en compartimentos secretos de su residencia presidencial en Sidi Bou Sàid: collares de oro, diamantes y piedras precisosas junto con millones de dólares y euros en billetes de 100, 200 y 500 perfectamente empaquetados. A pesar de todo a este Tesoro le falta unirle los otros que en paraisos fiscales y no tan fiscales tiene esparcidos por el Mundo. Pero para eso los Organismos Internacionales tienen que darse prisa y no dejar pasar el tiempo para que este tirano pueda esconder en otros lugares todos aquellos que se ha llevado y que pertenecen a su pueblo.

Antes de huir no le importó sembrar el pánico y derramar la sangre de su pueblo con tal de ponerse a salvo él y su familia, como tampoco le había importado que la gente de su pueblo se estuviera jugando la vida atravesando el Mediterráneo en pequeñas pateras en busca de un trabajo digno para dar de comer a sus familias en alguno de sus vecinos paises europeos.

Ahora comienzan a aflorar esas enormes fortunas que el poder corrupto de tantos años ha amasado: Hosni Mubarak en Egipto; Ben Alí en Túnez; Muammar el Gadafi en Libia; Abdelaziz Bouteflica en Argelia; Alí Abdalá Saleh en Yemen; Bachar el Asad en Siria, etc. etc.

Entre tantas convulsiones políticas las Monarquías existentes en el pueblo árabe se están viendo obligadas a mover ficha rápidamente: la de Jordania con su rey Abdalá ha reemplazado al Gobierno en su totalidad; el Rey Mohamed VI de Marruecos tampoco es inmune a este movimiento político por lo que ha prometido mejorar la vida de su pueblo. A todos ellos se les pide un cambio de rumbo en sus Monarquías, aunque en honor a la verdad, es cierto que nunca los manifestantes han llegado a cuestionar su legitimidad.

Todos sus Gobernantes sabían mejor que nadie, que sólo hacia falta que saltara una chispa para prenderle fuego a esa inmensa cantidad de leña seca que habían acumulado a lo largo de los años y, cuando menos la esperaban, el tunecino Mohamed Buazizi de 26 años, técnico informático, se encargó de que saltara, al quemarse a lo bonzo delante del Ayuntamiento de su pueblo, porque no le dejaban vender sus mercancías, prendiendo fuego inmediatamente a la mayoría de los Paises Islámicos.

Creo que todos, alguna ves, nos hemos hecho la misma pregunta, cuando hemos visto a esos paises del Maghred, bendecidos con la riqueza de inmensas reservas de carburantes siendo sus gentes los más empobrecidos del Planeta Tierra. ¿A donde iban a parar las inmensas fortunas generadas a diario para que a ellos no les llegaran ni las más pequeñas migajas?

Mientras tanto los Gobiernos del viejo Continente intentaban dar con el paradero de tantos millones de billetes de 500 € que no circulaban, sin darse cuenta, o dándose, de que todos esos billetes apenas habían llegado a ver la luz en Europa, porque desde su impresión en las fábricas de moneda y timbre, escrupulosamente fajados y empaquetados, los habían enviado a nuestros dictatoriales vecinos del norte de Africa para pagarles el gas y el petróleo que a cada uno de ellos le suministraban.

Es significativo que el asesino de su pueblo Muammar el Gadafi, amigo personal de muchos presidentes de Paises Europeos, se haya aferrado al poder y no piense abandonarlo aunque para ello tenga que masacrar a todo su pueblo, sin que Europa y el Mundo entero no se hayan levantado ya para apresarlo y juzgargo a él y a sus defensores como criminales de guerra.

Ante tantos aplastamientos de los Derechos Humanos cada día nos preguntamos para que sirven las Instituciones Internacionales que no ponen coto de inmediato a tan enormes salvajadas. Lo que los obreros pedimos solamente es un trabajo remunerado, una vivienda en donde formar cada uno nuestra propia familia, una sanidad pública que nos atienda en los momentos difíciles por los que la vida nos obligue a pasar y unos Gobernantes honestos.

Queremos que todos los tesoros robados vuelvan a cada uno de sus pueblos y que se saquen a la luz los muchísimos que faltan para que la gente de Africa deje de pensar en pateras y nosotros, los del viejo Continente, en el paro, en las pensiones y en miles de problemas que en vez de alegrarnos la vida nos la están haciendo más difícil cada día a pesar de que tanto los unos como los otros nos conformamos con pequeñas cosas que nos alegren la vida día tras día.

Por estos motivos nunca he creido en la crisis tan repetida en estos momentos. El dinero sigue siendo el mismo que había. Lo que sí existe es una manada de Golfos que acuñan inmensos tesoros y malgastan verdaderas fortunas sin importarles en nada que sus pueblos tengan o no trabajo, que pasen calamidades o que padres de familia se vean en la calle porque le embarge su vivienda el Banco.

Saben que también puede saltar otra chispa como la de Mohamed Buazizi y que sus privilegios se pueden ver como los de los mandatarios del Norte de Africa. La fecha de un acontecimiento como este nunca se sabe y se desconoce cual puede ser el motivo de la chispa que lo provoque, pero lo cierto es que si se sigue ahogando al obrero, lo más posible es que esto suceda cuando menos se lo esperen, porque ver un hijo con hambre sin poder darle algo para llevarse a la boca es para hacer saltar no una chispa, sino un volcan completo en plena erupción.

Espero que nuestros gobernantes recapaciten antes de que esto pueda suceder también en el viejo Continente y piensen que la mayoría de sus habitantes se conformarían viviendo con las migajas que ellos tiran porque les sobra el dinero y no piensan que los obreros son los cimientos de cada uno de los Estados y que si fallan estos los edificios caeran irremisiblemente al suelo aplastando a los unos y a los otros.